RUMBA, más allá de la cultura


ENTREVISTA CON HENRY FIOL

Entrevista cedida por www.buenosplanes.com


¿Maestro Henry, cómo defines el tema musical ‘De la mano a la boca’, por qué tanta desesperanza en su contenido?
Creo que el artista tiene el deber de intentar expresar las verdades de la vida y algunos de los sentimientos que el pueblo esté sintiendo. Muchas veces la persona común y corriente no tiene el don poético necesario para poder expresarse, pero el artista a veces puede cristalizar esos sentimientos y expresarlos a través de una canción, un poema, un libro, una pintura o lo que sea. Viajando por Latinoamérica y observando la situación económica de una gran parte del pueblo, me motivo a componer el tema De la Mano a la Boca. No sé si el tema expresa desesperanza como dicen ustedes, pero sí creo que expresa la realidad.

¿A qué se debe que la canción ‘Zumbale’ producida hace ya unos años este sonando tan fuerte actualmente en varias estaciones de radio?
Es un fenómeno interesante. Creo que un señor, dueño de una discoteca en Madrid, comenzó a sonar el tema en su club y poco a poco se rego en entre los DJs de las discotecas de España, y después se extendió a Estados Unidos y ciertas partes de Colombia especialmente Cali. Ahora los DJs de las discotecas se comunican a través del internet, comparan las listas de los temas que estén sonando en sus respectivos clubs. Zumbale comenzó así, como un éxito en las discotecas y después muchas emisoras para no quedarse atrás, comenzaron a programarlo y sonarlo también. De todas maneras estoy muy agradecido por el apoyo que me han brindado con este tema. Se ha convertido en un gran éxito, mejor tarde que nunca y me ha ayudado a hacer una conexión con una nueva generación de salsómanos jóvenes.

¿Cómo ha sido el balance de su más reciente trabajo discográfico ‘De Cachete’?
La idea de regalar mi más reciente grabación ‘De Cachete’ a través de mi página web www.henryfiol.com, ha sido un éxito. Miles y miles de personas ya lo han descargado y la descarga gratuita me ha ayudado a mantenerme vigente. Estoy terminado una nueva grabación ahora (grabada esta vez en Nueva York con mi orquesta) que se compone de once nuevos temas inéditos de mi autoría, prefiero no divulgar el titulo del CD por ahora y creo que voy a seguir con el concepto de la descarga gratuita y regalar esta nueva producción gratis a los fans también.

 ¿Cómo ve el futuro de la música salsa en manos de los nuevos artistas?
Debido al Internet, la venta de discos de Salsa ha bajado bastante y creo que las casas disqueras no van a invertir mucho dinero ahora promoviendo nuevos artistas para que se den a conocer con el público. Por eso es muy difícil ahora para los nuevos artistas. Hay algunos que han hecho fusiones de Salsa con otros géneros y los resultados han sido interesantes, pero creo que a la larga la salsa va a sufrir porque la gran mayoría de los nuevos salseros no han invertido el tiempo necesario para investigar y estudiar las raíces de esta música.

Sabemos que eres un artista multifacético, ¿cómo va la pintura?
Hacen unos cuantos años que no estoy pintando. Vivo en un apartamento en Nueva York y el problema es la falta de espacio y el olor toxico de la trementina. Necesito un estudio, un sitio amplio y privado para encerrarme y seguir con la pintura. Veremos que pasará en el futro con respecto a esta área.

¿Qué le gusta de Colombia?





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La tongolele y su relación con Cali




Respuesta a “conozca las claves de la relación Cali-salsa”, publicado por el diario El País de Cali, el Domingo 6 de mayo de 2012.
Fernando Giraldo Alarcón, publicado inicialmente en www.calieschat.co



    La cultura popular caleña; esa mixtura de gentes nacidas en los barrios de obreros, marginados y migrantes que han postulado su sueño de vida entre Cristo Rey y Juanchito, sin duda tiene en la música salsa y en la cultura antillana un baluarte de defensa de una corporalidad que postula el goce del cuerpo como respuesta social y cultural ante la amnesia y el sueño de la razón de las versiones oficiales de la historia.

    El Kama, enseñado por los Kama Sutra (aforismos sobre el amor) es el disfrute de los objetos aprehendidos por los cinco sentidos, y ayudados por un espíritu concebido como unido al alma.  Allí el punto esencial es el contacto especial entre el sentido y el objeto, y la conciencia de placer que de ello resulta.   Es este disfrute sensorial el que oficialmente desaparece como objeto de práctica social pública moderna, dejando un estrecho margen de búsqueda personal en los confines de la vida privada.  Es allí donde la cultura de la salsa y de la rumba postula una esencia pública de disfrute sensual, de encuentro público con el goce, de la reunión de cuerpos que permite el compartiren la discoteca de la octava o Juanchito, pero también en las zonas rosas o en el asfalto y en las calles destapadas de las verbenas.

    Haría falta muchísimo más que una revisión bibliográfica para ubicar las fuentes históricas de esta soltura del cuerpo característica de nuestra cultura rumbera caribeña que respira el Mar Pacífico.  Haría falta una labor profunda y amplísima de arqueología generacional para identificar con claridad en las historias de vida de nuestros abuelos y sus anteriores cuáles son las emociones, las esperanzas y los hilos vitales y viscerales que han unido a nuestro pueblo en torno al goce pagano y parrandero de barriada.

    Decir por ejemplo que la violencia política de los años cuarenta del siglo XX formó una masa humana dispuesta a reclamar su libertad a expresar su vivencia de alegría y dolor, o que la guaracha caribeña despertó a una ciudad adormilada por bambucos, zarzuelas, óperas, bambucos y guabinas; “predestinada” para entregarse a la rumba, es una visión bastante simplista y superficial desde el punto de vista histórico y social, por no decir demasiado ligada a una visión primitiva del pahtos humano.

    Primero, el mismo proceso de migración que lleva a que campesinos, negros e indígenas lleguen por millares a Cali no inicia ni termina con la violencia bicolor posterior al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.  El proceso histórico que determina este proceso humano masivo de desplazamiento tiene unas raíces más profundas, y tiene en el nacimiento del ferrocarril, del canal interoceánico de Panamá, o en el florecimiento del narcotráfico, unos hitos bastante documentados.   Este proceso histórico se llama MODERNIZACIÓN.  La celeridad de cuerpos que se registra en el advenimiento de la  rumba pesada de los barrios no es solamente una respuesta a la violencia partidista de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

    Es una reacción sincrética ante un proceso de modernización que buscó y continúa buscando el desarraigo de los pueblos en nombre de un demostradamente fracasado proyecto de progreso enunciado como la cima de lo conveniente para la universalidad de la especie humana.

    Las versiones oficiales de la historia, ligadas a este proyecto moderno,  generalmente buscan el origen de los procesos sociales en próceres y personajes sintétizados en todos los ámbitos, para brindar de esa forma mitos simples a fenómenos complejos con múltiples capas históricas.  El silencio de la base de la pirámide social es allí un producto directo de esta operación mitológica.

    Decir por ejemplo que “el Jefe” anacobero Daniel Santos y las trompetas de la Sonora Matancera le dieron al oído del caleño su pauta para su “endiablado baile”, es desconocer de plano una historia anterior y vigente de lucha y resistencia ante el establecimiento, que; según el mismo historiador Vásquez Benítez citado hoy por la prensa (digamos “oficial”) ha dado paso, antes que nada, a una valoración de la independencia personal como valor existencial fundamental en la cultura sincrética de indígenas, negros y campesinos, en una ciudad gobernada históricamente por hacendados católicos.  La cohesión del proletariado no fue lograda solamente en la adopción de la salsa.

    La adopción de la salsa es posterior a un fenómeno de sincretismo que buscaba en la liberación de la moral del cuerpo la independencia vital buscada por personas y familias despojadas de sus nichos históricos: el África, la minga, la montaña.  La cohesión de éste proletariado caleño se había realizado antes que nada en las reuniones de gremios, en el trabajo real de gente real en tiempo real.

    La rumba caleña no es un resto nostálgico (“con un hoyo en el centro del alma” como los discos de 78 revoluciones) de la identidad de los desarraigados que llegaron a ocupar los ejidos robados por los hacendados y defendidos todavía hoy por la policía.  Es la opción real de existencia del goce y la celeridad del cuerpo en un medio social dominado por una aristocracia de hacendados que antes que nada buscan reproducir una sociedad sumisa y agachada para retratar en fotos de sus grandes haciendas y mansiones.  La rumba y la salsa son una franja de una bandera de barriada que hoy; en tiempos de la simultaneidad alcanzada y el internet,  dispone de un lenguaje alternativo que susurra en moteles palabras de reguetón y que sabe hablar desde hace más de un siglo ritmos anglosajones.

    La salsa es uno de los ladrillos que han construido esta cultura de barriada paradójica que la prensa oficial simplifica en mitos de sencilla digestión masiva.  La salsa es uno de los ladrillos históricos (no el primero ni el último) de una cultura propia en formación hace más de quinientos años en un ámbito geográfico que trasciende el territorio comprendido entre Juanchito y Cristo Rey.  Es una cultura en formación común a Amparo Arrebato y a la Tongolele, desde el Cabo de Hornos hasta el Río Grande.


Videos relacionados con el trabajo artístico de Henry Fiol, con el de la tongolel y con la cultura musical antillana:












































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